lunes, 23 de diciembre de 2013

   Una antigua alumna de la Facultad, Oana, me manda un mensaje de felicitación desde Francia. Al tiempo que le deseo lo mejor en su nueva andadura profesional, le dedico este chisneto, junto con mi felicitación de Navidad, extensiva a cuantos me leéis y me ofrecéis vuestro apoyo y amistad sin intereses.
   Vale. ¡Feliz Navidad! (y ojito con el pollo).

EL QUE SABÍA EL ORIGEN DE LOS POLLOS

                          [I]
Un restaurante nuevo y bien montado
prosperó por la idea original
de anunciar de manera habitual:
Pollos de cualquier granja del Estado.

Un tipo pecosillo y remilgado,
experto en pollos y aves de corral,
entró para comer en el hostal
y ver si era verdad lo divulgado.

Sentóse en una mesa retirada
y, en cuanto se acercó el buen camarero:
“Nada de carta —dijo el pinturero—,

me va a servir un pollo de Igualada…
Pero tráigalo crudo y todo entero;
quiero ver si es correcta la nidada”.

                          [II]

El probo camarero, aunque se extraña
al oír que le piden pollo crudo,
no pierde la mesura y, aun gestudo,
lo canta al cocinero de esta maña:

“Marchándome un pollito de Igualada,
ni asado, ni al ajillo, ni en salsita,
lo quiero casi vivo y con crestita,
entero y en porretas. ¡Casi nada!”

El que está en la cocina toma nota
y saca de una caja un pollo entero.
“Aquí lo tienes, muerto y en pelota

—le dice con guasita al camarero—;
a ver si se le ofrece al caballero
que se lo sirva al horno en papillota”.

                          [III]

El camarero coge el encarguito
y lo lleva solícito al cliente:
“Su pollo, caballero. Estoy pendiente
de si lo quiere, asado, en salsa, frito”.

“Aguarde, camarero, un momentito
que compruebe el origen del paciente”.
Dicho esto, introduce, suavemente,
el dedo en el trasero del pollito.

“Camarero, este pollo es de Vallecas,
lo noto por el tacto del trasero,
y yo he pedido un pollo de Igualada”.

“Pues vaya con el listo de las pecas.
A ver qué dice ahora el cocinero
del origen del pollo y la pollada”.

                          [IV]

El jefe de cocina, mosqueado,
verifica el origen de aquel pollo:
Procedencia Vallecas. “¡Vaya rollo!
¿Será casualidad que haya acertado?”

Después le sirven otro; y otro..., y nada.
El  pecas acertó la procedencia
valiéndose del dedo como ciencia:
“Es pollo de Jaén, de Ponferrada…”.

Un cliente borracho y compungido,
testigo del asunto del pollito,
le dijo, balbuciente, al entendido:

“Llevo tres días ya, señor perito,
sin saber dónde vivo. ¡Me he perdido!
¿Podría usted probar con el dedito?”




viernes, 29 de noviembre de 2013

   Finaliza noviembre y caigo en la cuenta de que solo he publicado una historia a lo largo del mes, aunque, en realidad, no haya estado ocioso todo este tiempo. De hecho, el pasado viernes -hace hoy una semana- fui invitado por los responsables de Amaduma a dar una charla-conferencia ('De la ocurrencia al chiste literario') en la sede cultural de Cajamar, en Málaga, y tuve ocasión de contar unos veinte chisnetos...      Recurro al que puso el colofón al evento, 'La paja flamenca', y con él os deseo una feliz entrada en diciembre.
  Quiero dedicarlo a los Subires Jiménez, amigos, asiduos lectores, y mis proveedores oficiales de materiales de construcción. Sin propaganda barata: sus precios son inigualables, y su educación y trato son dignos de imitación. Un fuerte abrazo.

UNA PAJA FLAMENCA

Acudió a un lupanar un catetillo
preguntando por precios en vigor.
La madam, vieja experta en el amor,
le leyó la tarifa al muchachillo:

“El turco son setenta, cien el griego;
el francés también cien, si no es completo...”
No la dejó acabar aquel cateto:
“Verá usted, doña puta, yo soy lego

en esto de venir al puterío,
y he traído tres euros. ¿Cree usté
que con eso podré mover la penca?”.

“Por esa cantidad, cariño mío,
tenemos un servicio muy calé.
Le llamamos aquí ‘paja flamenca’.

El nota, ante la oferta tentadora,
decidió consultar el requisito,
así que preguntó sin titubeo:

“Y en qué consiste el número, señora?”.
La puta se explicó: “Sacas el pito,
te lo cascas tú solo, y... yo palmeo”.




lunes, 11 de noviembre de 2013

     
           

         Ahí va el primer chisneto del mes. Hoy, una de las festividades de San Martín de Tours (el de "a cada guarro le llega su sanmartín", se cumplen diez años de mi primera presentación  a rector de la Universidad de Málaga. Desde entonces ha llovido (poco o mucho, según se vea) y ha escampado como siempre; y, como siempre, a pesar de los ruegos y sugerencias elevados a la Instancia correspondiente, el acceso al despacho que ocupo sigue siendo inapropiado para minusválidos y minusválidas ("sacré" epiceno).

        La historieta me la cuenta mi hijo Guillermo, y la paso al verso sobre la marcha; pero, en esa mezcolanza escatológica, mi subconsciente recuerda otro dicho popular: "El/la que nace lechón/lechona muere cochino/cochina)". A buen entendedor/a...

DOS MOSCAS COMIENDO…

Dos moscas de linaje campesino
que vuelan sobre un campo defecado
aprueban indagar lo estercolado
empleando su olfato agudo y fino.

Tras dar el visto bueno a lo encontrado,
deciden hacer alto en su camino,
y darse un buen festín, con tanto tino,
como nunca jamás se hubieron dado.

“¿Quieres oír un chiste muy gracioso
—dice una— que me contó un pariente?
Se trata de dos moscas discutiendo…”

La otra, con un gesto riguroso,
advierte a la cuentista seriamente:
“Si es algo guarro, no ¡que estoy comiendo!”


       

sábado, 19 de octubre de 2013

   
     Esta es la número cuarenta de las historias que vengo publicando en mi blog desde hace ya un año. El tema catalán, de rabiosa actualidad, propicia este chisneto. Lo redacto en color rosado, en honor a la solidaria celebración del día de hoy. Un abrazo y ¡animo a todas!


EL CATALÁN QUE SE QUEDÓ VIUDO
Un catalán, viudo muy reciente,
decidió publicar tan triste hecho,
y al diario local se fue derecho
a poner el anuncio pertinente.
«¿Ha pensado la frase, caballero?»,
pregunta quien se encarga del asunto.
Dice el otro: “Maruja muerta”. Punto.»
El nota de la prensa encuentra un pero:

«El mínimo de texto publicable
es de cinco palabras; faltan tres.»
El catalán, a fuer de razonable,

y, aunque, en su situación, raya el estrés,
dice: «Entonces cambiémosla por esta:
Marujita murió. Vendo Ford Fiesta”.»


sábado, 28 de septiembre de 2013


     Se acaba el mes y, entre males, dolores y desgana, se me ha ido el santo al Cielo. Bueno, rebuscando en el baúl de los chisnetos, aparece esta historia que Rociíto Carrasco le contó a mi hija Isabel...

TRES GITANOS QUE ENCUENTRAN UN TRICORNIO
Tres gitanos que vagan por un prado
gozando de la vida, sabiamente,
encuentran en el suelo, de repente,
un sombrero tricornio en buen estado.

Sin saber qué es aquello, ni su uso,
los tres calés opinan al respecto.
Dice un gitano en andaluz correcto:
Ejto ez un oriná, hoy en dezuzo”.

Lo mijmo ej una bota pa zerveza”,
corrige su compadre, “el Cantarranas”.
Y el otro se lo pone en la cabeza:

No ze zi pa zerveza o pa meá;
pero con ejto puejto m’entran gana
de daroj una leche bien pegá”.


jueves, 12 de septiembre de 2013

LA MUJER QUE TUVO UN BELLO SUEÑO



       A la memoria de Marisa Naveiro Santander,
de quien procede el chiste original.


LA MUJER QUE TUVO UN BELLO SUEÑO
Nada más despertarse, una mañana,
la esposa le contaba a su marido
el sueño que esa noche había tenido,
y del que despertó de mala gana:

“Estaba en unos grandes almacenes;
echaba simplemente una ojeada,
cuando entré en una tienda dedicada
a la venta de tíos como trenes.

Chicos guapos —más rubios que morenos,
de atrayente mirar que prometía...”.
El marido pregunta: “Dime; al menos,

machotes como yo también habría”.
Y dice la mujer: “Casualidades;
quedaba uno en "Oportunidades" ”.



jueves, 29 de agosto de 2013


        No caí en dedicar el anterior chisneto a Carlos, mi peluquero y amigo desde hace ya algún tiempo.
Como reparación, y recordándole que hay más melones que princesitas, le dedico esta


UNA NUEVA VERSIÓN DE CENICIENTA
Hago de Cenicienta una versión
que nunca nos contó el original;
tiene una novedad excepcional:
cambia la calabaza por melón.

Esto que no se dijo, y ahora digo,
es del hada madrina a la doncella:
“En cuanto den las doce, niña bella,
se trocará en melón tu joven higo”.

Resultó que, al final de la comida,
el principito azul se relamía
comiéndose un melón —azúcar pura—.

Cenicienta miraba seducida,
viendo aquella boquita que comía,
y tuvo una visión un tanto impura.

El príncipe miróla dulcemente
y luego preguntóle gravemente:
“Cenicienta, ¿a qué hora te marchabas?;

son cerca de las doce, ¿lo olvidabas?”
La joven puso cara de desgana
y respondió al doncel con voz suave:

“No lo sé, majestad, nunca se sabe;
¿a las cinco o las seis de la mañana?



viernes, 23 de agosto de 2013


EL HIJO DEL BARBERO Y SU CLIENTE

Un barbero, buscando el beneficio
de un hijo sin estudios y vagante,
en aras de un futuro más brillante,
le inició de aprendiz en el oficio.

Le buscó un parroquiano a su novicio:
un hombre bonachón y tertuliante,
cliente de fiado, y tolerante,
al que prestaba siempre buen servicio.

El joven, en el día de su estreno,
blandiendo la navaja algo indeciso,
le asestó un corte seco a su cliente.

El padre, que de nada estaba ajeno,
al ver salir la sangre, de improviso
fue y largó un bofetón furiosamente.

                          [II]

Tres cortes más siguieron al primero,
y, a cada uno, le siguió un metido
destinado al zagal, mas recibido
por el pobre cliente del jifero.

Un quinto corte, que será el postrero,
le arrancó, con la oreja, un gran quejido.
En el suelo, el apéndice caído
recordaba la gloria de un torero.

Y el cliente, mirando al alfajeme,
cuyo genio conoce y ahora teme,
le dice al aprendiz con desconsuelo:

“Pisa la oreja y déjala en el suelo,
que, si tu padre larga otra colleja,
seguro que me arrancas la otra oreja”.


sábado, 10 de agosto de 2013

             
              Me he valido de un atípico estrambote para evitar que se alargara la historia.
              ¡Feliz San Lorenzo!


AL QUE  PICÓ UNA SERPIENTE VENENOSA

Dos amigos, buscando la aventura,
viajaron hasta el África Central;
se hicieron del preciso material,
y fueron de safari a la espesura.

Uno de ellos sufrió la picadura
—en su parte más noble y personal—
de una terrible víbora coral,
por lo que, con razón, sufre y se apura.

“No temas —le consuela el compañero—;
hallaré la respuesta en un momento
en el libro que traigo en el macuto”.

El amigo se estudia el libro entero
en busca de eficaz medicamento.
Al cabo, ve un aviso resoluto:
Succionar bien la parte lesionada.

“¿Qué dice?”—le pregunta el "redoliente".
Y el otro profetiza: “Nada, nada,
que te vas a morir seguramente”.

martes, 30 de julio de 2013


EL VENTERO, SU HIJA Y EL DIPLOMA

Un hombre que cenaba en una venta,
preguntaba el porqué del tratamiento
que el titular de aquel hospedamiento
le daba a una solícita sirvienta.
     
Diploma, pon la mesa; lleva vino.
Diploma, falta pan en ese cesto.
Diploma, ven aquí, recoge esto”.
El ventero le dijo en plan ladino:

“La mamá de esta niña, caballero,
—que es nuestra cocinera, e hija mía—
se nos marchó a Madrid un año entero

a sacarse un diploma de trabajo.
Al cabo de ese tiempo, volvió un día,
y... mire "usté" el diploma que nos trajo”.

lunes, 22 de julio de 2013


UN TORO QUE EN EL CAMPO ANDABA SUELTO
Un lunes, encontrándose en el bingo,
un asiduo contaba a otro cliente
una historia curiosa y sorprendente
que le ocurrió la tarde del domingo:

"Estábamos comiendo en un gran prado,
cuando aparece un toro entre unas matas
con los cuernos más grandes que las patas.
Menos mal que venía mi cuñado

que, echándose en la cara de aquel toro,
le dio diez muletazos a su antojo".
Y el otro le pregunta vacilante:

"¿Su cuñado es torero como El Soro?"
Y dice el hombre: "No, que es practicante;
pero lleva muletas porque es cojo".

lunes, 8 de julio de 2013


         La versión en chiste me llega a través de Elisa Moreno Pascual,  compañera de mi mujer  en  las tareas de doma de niños.
A ellas y a mi hermana Lucia, que hoy cumple años, va dedicado este chisneto.


TRES MUJERES QUE ENTRARON EN UN CEMENTERIO

                              [I]
Tres mujeres que vuelven en un coche,
después de haber estado en un congreso,
proponen, al unísono, un receso
para hacer un pipí, en plena noche.

Una de ellas descubre, por azar,
una lápida fría. ¡Cielo santo:
sin querer han hollado un camposanto!
Las tres salen corriendo, sin dudar.

Con sus “prendas”, apenas colocadas,
se meten en el coche a toda prisa,
y regresan a casa y al marido.

Temiendo que las tomen por chifladas
y ser motivo, así, de alguna risa,
se callan la experiencia que han vivido.

                      [II]
Se encuentran los maridos, otro día,
en el bar de costumbre, y el primero
comienza con un tono lastimero:
«A saber dónde estuvo mi María

la noche que volvieron del congreso,
que vino con las bragas del revés».
El segundo apostilla: «Pues, tú ves,
mi esposa no las trajo de regreso».

Y apunta el otro esposo vehemente:
«Lo vuestro todavía tiene un pase;
a la mía, la he dado por perdida.

Cuando volvió traía, justamente
un lazo entre las bragas, con la frase
Recuerdo de tu Juan que no te olvida ».