jueves, 28 de agosto de 2014

EL SACRISTÁN Y LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO







EL SACRISTÁN Y LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO[1]

                       [I]
Ante una carraspera inesperada,
un cura discurrió un sencillo plan,
así que le pidió a su sacristán
que oficiara la misa programada.

Debido a que el evento empezaría
en poco más o menos de una hora,
el cura le rogó que, sin demora,
se aprendiese el sermón que procedía:

el de ‘Lázaro muerto y revivido.’
Fijada ya la prédica oportuna,
le dio la vestidura conveniente,

y viendo al sacristán, ya revestido,
confió en que la suerte y la fortuna
le echaran una mano a su asistente.

                   [II]
Leído el evangelio, el sustituto
se explicó con soltura en la homilía
(el hecho de observar día tras día,
a su cura y mentor daba su fruto).

Mas este, que quería ser testigo
de cuanto el sacristán pudiera hablar,
se puso bajo el púlpito a escuchar
la historia de Jesús y de su amigo.

El falso cura, entonces, sentenció:
“Jesús le dijo a Lázaro: ‘¡Sal fuera!’[2]
Y Lázaro salió, y luego ando”.

El cura, aunque sufriera carraspera:
Anduvo, ¡so jodío!´”, corrigió.
Y el otro, que de verbos no entendía,

obvió la corrección tan ricamente:
Anduvo so jodío todo el día,
pero luego ya andó divinamente”.







[1]           Amparo Ruiz de Luna me recordó este chiste en un fortuito encuentro en Procono. Aunque me había tentado mucho la idea de pasarlo a chisneto, la dificultad que entrañaba el juego de palabras al final del texto, me retrajo un poco. Finalmente, aquí está, dedicado a tan extraordinaria artista de la cerámica, con la esperanza de que sea de su agrado.
[2] Jn 11, 43-44 Frente a la creencia popular del ‘¡Levántate y anda!, lo cierto es que, solo en san Juan encontramos este pasaje en el que leemos ‘Lázaro, sal fuera’.