jueves, 13 de julio de 2017

BOCATA DE JAMÓN Y...


Es la onomástica de mi hijo Enrique, y no se me ha ocurrido mejor felicitación que la de dedicarle un chisneto que bebe de una historieta que lleva dando vueltas por ahí, desde hace un par de años.
Como ya es mayorcito y muy guasón, estoy seguro de que mi historia no le parecerá inapropiada..., aunque, eso sí, puede que le preocupe que el jamón que la oferta no haya de ser de pata negra y cinco bellotas, sino de blanco y redondo cerdo holandés. Feliz día, Quique.


Por una carretera de Jerez,
un conductor avista un restaurante
que anuncia con un rótulo flamante:
Bocata de jamón y paja, diez.

“Diez euros, se supone; pues no es caro
–piensa el nota–. No van a ser pesetas”.
Entra, y a una gachí de grandes tetas
que se encuentra en la barra, le habla claro:

«¿Eres tú quien se encarga de la paja?».
«Lo soy» –responde ella, y guiña un ojo.
Y el hombre va y le dice en voz muy baja:

«Pues lávate las manos, corazón,
que, como hoy me encuentro un poco flojo,
solo quiero el bocata de jamón».


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