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Protectora de muchas ciudades y pueblos europeos, esta conocida santa
medieval es venerada y considerada abogada de las causas imposibles (obsérvese
que los sufridos funcionarios de ayuntamientos locales, la tienen por patrona).
Para escribir este chisneto, he
tenido que armonizar una antigua y chusca historia (que me llegó de Candelaria
Domínguez, profesora amiga), con la seriedad del culto propio del día. Con pocos
mimbres, he recurrido a un lugar común apropiado (una ermita) y a la inquebrantable
fe de la protagonista. El resultado lo hago público en el blog, hoy, veintidós de
mayo, festividad de esta santa italiana, que falleció, en olor de multitudes,
en ese día del año 1457.
Una mujer, soltera inmemorial,
subía
cada día hasta una ermita
a
pedir con fervor a Santa Rita
remedio
y compasión para su mal.
El
sacristán, testigo habitual,
sabedor
de la causa que la irrita,
propone
a su mujer esta bromita:
«Mañana
harás de santa ‘al natural’ ».
Y
así fue, y escondida en la hornacina,
la
chusca sacristana, la conmina:
«¿Por
qué quieres casarte, desdichada?
Fíjate
en mí, no necesito nada».
«Para
ti es muy sencillo –le replica–,
lo
tienes de escayola, y no te pica».
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