Vale. ¡Feliz Navidad! (y ojito con el pollo).
EL QUE SABÍA EL ORIGEN DE LOS POLLOS
[I]
Un restaurante nuevo y bien montado
prosperó por la
idea original
de anunciar de
manera habitual:
Pollos de cualquier granja del Estado.
Un tipo pecosillo y
remilgado,
experto en pollos y
aves de corral,
entró para comer en
el hostal
y ver si era verdad
lo divulgado.
Sentóse en una mesa
retirada
y, en cuanto se
acercó el buen camarero:
“Nada de carta
—dijo el pinturero—,
me va a servir un
pollo de Igualada…
Pero tráigalo crudo
y todo entero;
quiero ver si es
correcta la nidada”.
[II]
El probo camarero,
aunque se extraña
al oír que le piden
pollo crudo,
no pierde la mesura
y, aun gestudo,
lo canta al
cocinero de esta maña:
“Marchándome un
pollito de Igualada,
ni asado, ni al
ajillo, ni en salsita,
lo quiero casi vivo
y con crestita,
entero y en
porretas. ¡Casi nada!”
El que está en la cocina
toma nota
y saca de una caja
un pollo entero.
“Aquí lo tienes,
muerto y en pelota
—le dice con
guasita al camarero—;
a ver si se le
ofrece al caballero
que se lo sirva al
horno en papillota”.
[III]
El camarero coge el
encarguito
y lo lleva solícito
al cliente:
“Su pollo,
caballero. Estoy pendiente
de si lo quiere,
asado, en salsa, frito”.
“Aguarde, camarero,
un momentito
que compruebe el
origen del paciente”.
Dicho esto,
introduce, suavemente,
el dedo en el
trasero del pollito.
“Camarero, este
pollo es de Vallecas,
lo noto por el
tacto del trasero,
y yo he pedido un
pollo de Igualada”.
“Pues vaya con el listo de las pecas.
A ver qué dice
ahora el cocinero
del origen del
pollo y la pollada”.
[IV]
El jefe de cocina, mosqueado,
verifica el origen
de aquel pollo:
Procedencia Vallecas. “¡Vaya
rollo!
¿Será casualidad
que haya acertado?”
Después le sirven
otro; y otro..., y nada.
El pecas
acertó la procedencia
valiéndose del dedo
como ciencia:
“Es pollo de Jaén,
de Ponferrada…”.
Un cliente borracho
y compungido,
testigo del asunto
del pollito,
le dijo,
balbuciente, al entendido:
“Llevo tres días
ya, señor perito,
sin saber dónde
vivo. ¡Me he perdido!
¿Podría usted
probar con el dedito?”