Esta mañana, cuando
felicitaba a mi querido amigo, compañero y valedor académico, el profesor
García Peinado, le he largado, de rondón, un breve chiste con el que, como
siempre, he conseguido sacarle una sonrisa.
Ahora, presentado con el ropaje formal del chisneto, me complazco en
dedicárselo en este día de su onomástica. Como puedes ver, querido Miguel
Ángel, me da tiempo a casi todo. Un fuerte abrazo.
Uno que viajaba con su coche
por una carretera infrecuentada,
decidió efectuar una parada
por cuanto se acercaba ya la noche.
“Es hora de cenar”, pensó animado;
por ello, se detuvo ante un hostal
ubicado en un cruce vecinal,
y sin ningún vehículo aparcado.
“¿Cómo se comerá en el restaurante?”,
se preguntó esta vez el viajero.
Y así, con decisión y buen talante,
le hizo la pregunta al camarero,
el cual le respondió desinhibido:
«Lo que voy a decirle es todo cierto;
juzgue por usted mismo, caballero:
Diez mil euros nos hemos ya "comido",
y tan solo hace un mes que hemos abierto».