domingo, 26 de mayo de 2019

LA LEY DE PRIVACIDAD



Del chiste que me envían, pienso que es demasiado corto para hacer un chisneto al uso, y que, si tengo que alargarlo, el corsé estructural le apretará un poco. Así que, me decido por el verso octosílabo tan natural, tan nuestro, y opto por presentar la historieta en forma de redondillas (también muy nuestras).

Debido a su ambigüedad,
la Ley de Privacidad
(me refiero a la española)
ya comienza a traer cola.

Si no lo creéis, mirad
lo que ocurrió esta mañana
(lo cuento de mala gana;
pues es la pura verdad).

Esperaba en la consulta
de un urólogo, y amigo
no soy único testigo,
hay otros seis; y resulta

que, por cumplir, legalmente,
con lo que se ha establecido,
el doctor ha decidido
llamar, anónimamente:

Y el altavoz ha anunciado:
“Pase a consulta el paciente
que pide una cita urgente,
porque no se le ha “empinado”.

Nos quedamos confundidos,
recelosos, asombrados
pasmados, desorientados
(y, algunos, “alicaídos”).

Si echáis cuentas, seis y uno
suman siete; ¿sí, o no?;
pues, por más que “el loro” habló,
no nos movimos ninguno.

Y seguimos todavía.
Son ya, las seis de la tarde,
y tengo el culo que arde,
por “la sentada”, del día.

porque nadie se levanta,
ni dice mu, por ahora,
y esto lleva más “demora”
que el divorcio de la Infanta.

Y me he puesto a especular:
«¿Quién puede ser el paciente?...
...Seguro que el que está enfrente,
pues no para de sudar».

Y al de la silla vecina,
justo a mi lado derecho,
se le nota insatisfecho
¿será al que no se le empina?

Tras mucha cavilación
sobre quién será el paciente,
que no sale, aunque reviente,
propongo una solución:

Para un cercano futuro:
 “No sería baladí
llamar por el DNI.
¡Es más privado y seguro!”


viernes, 3 de mayo de 2019

EN UN EXAMEN PARA UN CUERPO POLICIAL



Mi hijo Guillermo cumple años hoy. Mientras leemos un texto que esbozo para una próxima conferencia, repara en el término ‘conceptual’ que aparece en una de las acepciones que del vocablo chiste hace la RAE: “una historieta muy breve que contiene un juego verbal o ‘conceptual’ capaz de mover a risa...”

Entonces lo relaciona con un chiste que me contó hace algún tiempo, y que, se sabe 'de corrido' porque le hace mucha gracia. Recuerdo que, en aquella ocasión, intenté pasarlo al verso, pero no le encontraba un final adecuado. Hoy, ante su insistencia, y aun a riesgo de no haber dado en el clavo, lo publico, siquiera sea por hacerlo objeto de regalo en un día tan emotivo.

Un oficial, asiduo examinante,
en la primera prueba pericial
para el acceso a un cuerpo policial,
formula esta pregunta a un aspirante:

«¿Identificaría, usted, al sospechoso,
cuyos rasgos se muestran netamente
en la foto que tiene aquí presente?».
El preguntado responde cauteloso:

«Creo que sí: tan solo tiene un ojo».
«¡So torpe! ―dice el otro, mosqueado―.
¿No ve que es una foto de perfil?».

El mandamás provoca su sonrojo,
y reclama al siguiente, esperanzado,
en que el nuevo no sea tan cerril.

                        [II]

El joven en cuestión, con voz simplona,
responde a la pregunta, sin reparo:
«Pues, mire, para mí lo tengo claro:
solo tiene una oreja esta persona».

Tras el par de respuestas “sabidillas”;
el turno le ha tocado a otro aspirante,
que afirma, decidido y terminante:
«El sospechoso lleva unas lentillas».

La impresión que le causa es asombrosa.
El poli abre el dossier, que hay al respecto,
y ve que la respuesta es acertada.

«Y, dígame; respóndame a una cosa:
¿cómo ha llegado usted a este supuesto?».
Y el aspirante, con razón sobrada,

dice: «Si tiene un ojo y una oreja,
¿se va a colgar las gafas de una ceja?».