Tras un fin de año pesaroso, a la entrada de uno nuevo que promete, vuelvo con ánimo renovado a publicar un viejo chisneto muy al día, que dedico a mi sobrino
Pablo, quien hoy cumple veintinueve añitos. Él, como experto informático, sabrá juzgar "profesionalmente" esta historieta. !Felicidades, Pablito¡
Y
!Feliz año a todos¡
Queriendo
hacer moderna a su parroquia,
un cura recurrió al ordenador
y en su confesionario, el confesor
puso un pentium
3000 (de marca Nokia).
Con un programa ad
hoc introducía
la faltilla o pecado confesado.
Pulsaba un par de teclas..., y arreglado:
la justa penitencia aparecía.
Ganó con ello mucha clientela,
pues, siendo aquel un método eficiente,
aséptico, imparcial e irrefutable
(amén de que se ahorraba en tiempo tela),
incluso el pecador más reticente
encontraba el sistema muy fiable.
Un buen día acudió
una penitente;
una joven, un tanto compungida
por una leve falta cometida
a medias con su novio o pretendiente.
“Mi novio -dijo aquella muchachita-
me llevó a un descampado con su coche
y a oscuras, y al amparo de la noche,
consiguió introducirme la puntita.
¡Tan solo la puntita; no hubo cama!”
El cura tecleo en el aparato:
Tan solo la puntita...,
y el programa
no pudo procesar tan simple dato.
De nuevo el sacerdote lo intentó,
y otra vez el PC se le negó.
En vista de que aquello no salía,
y,
tras soltar un “¡vaya!” en voz muy alta,
el cura,
discurrió: “Anda, hija mía,
ve
a buscar a tu novio con urgencia
y
dile que te meta lo que falta
a ver si sale así la
penitencia”.