Ayer cumplió años mi hija Irene, que cierra una década de fecundos
nacimientos
familiares, y abre otra (la mitad de fecunda): la de los ochenta.
Concedo que,
según se mire (siempre desde el punto de vista cronológico),
los límites segmentarios de las décadas son más que discutibles, porque,
en el cómputo de los decenios, contemporizan -a partes iguales-
dogmáticos y dogmatizados (como en casi todo), y lo entiendo.
Hoy cumple años mi hermana Sofía, tan entrañable para quienes
nos criamos y fuimos educados en la misma casa familiar,
y a quien tenemos por una
criatura dulce, entregada
y abnegada para con todos. En este caso, su “cumple”
coincide
con una cifra redonda, múltiplo de dos, de tres y de diez
(para
quienes sois de “letras” os diré que nació en el cincuenta y nueve;
¿ya lo
tenéis?).
Bueno, pues a ellas, tía y sobrina, va dedicado este chisneto, que reelaboro
después de un par de meses de relax, adecuación a la vida, y recuerdos
varios, en el preciso momento, en el que nuestro ancestral terral hace que
piense en tierras más frescas y distantes.
Un rico feligrés fue a preguntar
al párroco del pueblo en que vivía
si, al perro que le hacía compañía,
podría bautizarlo o cristianar.
El cura―bien se puede suponer―
le explicó que el bautismo era sagrado:
«Nos quita todo tipo de pecado,
por leve o por mortal que pueda ser.
De hecho, el sacramento se recibe
y libra del pecado original.
Mas, tal y como el canon lo prescribe,
solo se le dispensa al ser humano.
No existe precedente en animal.
Eso que pide usted, no está en mi mano».
[II]
El hombre le propuso sutilmente:
«Si hiciera una excepción, le ofrecería
ciento veinte mil euros. ¿No podría
bautizarlo y sentar el precedente?».
Y el cura, ante la oferta, claudicó.
La noticia llegó hasta el Obispado.
y el Obispo, con cierto desagrado,
al párroco del pueblo requirió:
«Un perro, ¿y no pudo rechazarlo?».
«Perdóneme, Eminencia», dijo el cura,
poniendo como excusa aquel pastón
que le dio el feligrés por bautizarlo.
Y preguntó el Obispo: «Y, por ventura,
¿no habló de la Primera Comunión?».
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