Aquí tenéis un chiste tan cinegético como inocente. Historias así ya no se cuentan.
Leída en familia tendrá buena acogida. Espero que os guste.
Explicit, Redoli.
UN CAZADOR QUE TUVO UN PERCANCE
Tras abrirse la veda, un cazador
preparó sus cartuchos de escopeta;
los colocó después en la coqueta
al lado de otra caja, y, por error,
al salir, con las luces de la aurora,
se equivocó al coger los envoltorios,
llevándose los diez supositorios
que el doctor prescribiera a su señora.
Al regresar a casa por la tarde,
el hombre a su parienta le confía:
“Sabes que cazo bien, y no es alarde;
pues…, disparé a conejos y perdices
y no acerté a ninguno en todo el día”.
Y confiesa la esposa: “¿A mí me dices?
Me he tirado tres gases hace un rato
y, querido, ¡he matado a nuestro gato!”
AL PARECER AL HOMBRE LO DE MADRUGAR LO DEJABA "CONFUNDIDO" Y ASI ES DIFICIL ACERTAR
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