martes, 18 de marzo de 2014

UN BURRO Y UN LEÓN EN UNA TRAMPA



    A mi hermana Lucía, a sabiendas de que la historieta le dará pena,
por el cariño que le tiene a los animales.

                      [I]
Se encontraban un burro y un león
en una fosa-trampa una mañana
en la que el sol lucía en la sabana,
y el viento calentaba la región.

La cara del pollino era un lamento:
hallándose en el foso con la fiera,
sabía que el león, cuando quisiera,
tenía asegurado el alimento.

Como, intuyera el «rey» su mucho susto
le dijo al pobre bruto en plan altivo:
«Ya sé que me respetas y te asusto;

pero vaya este aviso por delante:
mi dieta habitual es sólo chivo,
así que cambia el gesto y el talante».

                      [II]
Parece que el borrico se quedó
un poco más tranquilo y más seguro;
al menos superó el primer apuro,
pero, al día siguiente, recayó.

Y de nuevo, el león condescendiente
consoló al pobre burro en su desgracia:
«No temas, ya te he dicho –y no es falacia–
que solo a un tierno chivo le hinco el diente».

Pasaron ocho días en el foso
el león y el borrico en compañía.
Al noveno, el león, algo nervioso,

mirando al pobre burro, se confía:
«Desde luego que todo es relativo;
cada vez te pareces más a un chivo».



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