domingo, 13 de abril de 2014


DOMINGO DE RAMOS

Jerusalén exulta de alegría:
‘¡Hosanna al enviado del Señor!’
Y, entre ramas de olivo, su clamor
se eleva hasta los cielos ese día.

Jerusalén ignora tu agonía,
que el reino que proclamas es de amor,
que no eres el mesias vengador
que a las huestes romanas desafía...

Y, mientras caballero en un pollino
contemplas a la turba enardecida,
la angustia llena tu alma desolada.

Eres el cristo humano, no el divino:
y una lágrima, al pronto aparecida,
compasiva te nubla la mirada.


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