Esta historia la cuenta, en
versión chiste, el irrepetible Joaquín Sánchez (¡Viva er Beti!). Ya se la he
oído en dos ocasiones y me he permitido hacer mi interpretación en un chisneto
que quiero dedicarle a él y a Monset Ciuraneta, contrincante de Apalabrados,
que apreció enfrentarse a un catedrático...
Aunque, al fin y al cabo, estimada
amiga, un catedrático en España viene a ser como un concejal en Cuenca. Espero
que la historia os guste a todos.
Un dueño de caballos departía
con otro
del oficio, sobre un tema
que, en
verdad, le causaba un gran problema:
su mejor
semental ya no cubría:
«Ya tengo
a la yeguada en pleno celo,
y el
caballo no muestra empeño alguno.
No sé qué
hacer. Ni sé qué es lo oportuno.
¿Lo jubilo, lo castro, lo flagelo...?».
El amigo
responde: «Pues el mío,
tenía una
desgana similar.
Me fui al
veterinario a consultar
y me
vendió un jarabe. ¡No veas, tío,
el
caballo no para de montar!
Calculo que ha cubierto a unas cuarenta».
«¿Y
recuerdas el nombre del jarabe?»
«Pues no
–le dice el otro– ; pero es suave,
y tiene
un saborcillo como a menta».
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