(A MI SOBRINO Y AHIJADO, DIEGO GÓMEZ REDOLI, QUE EN BREVES FECHAS, EMPRENDERÁ UNA NUEVA AVENTURA FUERA DE NUESTRA TIERRA)
Esta
próxima noche habrá un acontecimiento deportivo en el que miles de energúmenos
van a vociferar contra el Himno Nacional; una acción reprochable que se beneficia
de la tibieza de nuestros gobernantes, quienes, ante un supuesto y absurdo
vacío legal, dan muestra, una vez más, de su inhabilidad para reconciliar compromiso,
parafernalia, prudencia y motivación.
La
inquina de una minoría de fanáticos para con el resto de los españoles, debería
ser motivo suficiente para excluir del evento a quienes, impunemente y,
despreciando sentimientos y peculiaridades inherentes a cuantos compartimos una
misma España, van a actuar en contra de una convivencia pacífica y constitucional. La impotencia ante esa barbaridad es motivo de estos versos:
Mi Patria no es
un papel,
ni un himno, ni
una bandera
(aunque puedan
ser razones
que, a veces,
la representan).
Mi patria
tampoco es
sangre de
héroes de guerra,
que, según dice
la Historia,
fue derramada
por ella.
Mi patria es
una raíz
que sale del
alma, y llega
hasta el lugar
más profundo
de esta
inveterada tierra,
y se funde con
las gentes
que hablan esa misma lengua
con la que
expresan ideas,
sentimientos y
creencias.
Mi Patria,
España, es tan grande
como grande es su
nobleza,
algo que no se comprende
si no se siente
en las venas
el palpitar de
los versos
de tan insignes
poetas,
que con las
fibras del alma,
cantaron a
España entera.
Mi patria no es
un papel,
ni un himno, ni
una bandera,
es un sentir muy
profundo
que llevo
dentro, y me llena.
21 de abril de 2018
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