Esta mañana, le he regalado a un funcionario una copia firmada del chisneto que hoy publico. Le he dicho que lo conserve, porque, con el tiempo, tendrá un valor incalculable (sic). Ha sonreído, lo ha dejado sobre su mesa y, nos hemos dicho adiós. Lo curioso del caso es que,en realidad –exceptuando los libros firmados a lo largo de estos años–, esta es la primera vez que firmo un chisneto original en un folio.
Divagaba... Ahí va la historia:
«PAPÁ, HOY HE TENIDO UN SUEÑO RARO»,
MANIFESTABA UN “NINI” TREINTAÑERO
DE FUTURO IMPRECISO Y DURADERO.
«CUÉNTAME –DIJO EL PADRE–, SIN REPARO».
«DESDE EL SUELO DE CASA HASTA LOS TECHOS,
LA SAL SE DISPERSABA A REBOSAR,
MIENTRAS MAMÁ ME DABA DE MAMAR,
Y YO, MAMANDO, LE ESCURRÍA LOS PECHOS».
EL PADRE, PENSATIVO, FRUNCIÓ EL CEÑO,
Y, AL POCO, CON PASMOSA LUCIDEZ
AVENTURÓ EL SENTIDO DE AQUEL SUEÑO:
«HE DADO CON EL QUID DE LA CUESTIÓN;
A VER SI TÚ LO ENTIENDES DE UNA VEZ.
ESCUCHA: “¡SAL DE CASA, SO MAMÓN!”»
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