A José
Mari Fernández, en Oviedo, compañero y amigo, estudioso y biógrafo del “Baron de
Bidet”, con mi perenne agradecimiento.
En busca de un oasis confortante,
un joven de color, fuerte y curtido,
caminaba, cansado y decaído
por culpa de un calor extenuante.
En mitad, del desierto, el caminante,
encuentra un recipiente. Decidido
lo abre, y sale un genio recluido,
que, agradecido, dice terminante:
«Tres deseos te otorgo . Se prudente».
«Ser blanco –dice el joven–, y, además,
ver coños, y tener agua corriente».
«Todo cuanto has pedido lo tendrás»,
dijo el genio, y, nada más se fue,
se convirtió aquel negro en un bidé.
Muy bueno
ResponderEliminar