El
chiste original es de la Esmeralda de Sevilla.
¡Va
por ella!
EL
MARIQUITA QUE QUISO REJUVENECER
Cumplidos
los setenta, un mariquita,
a fin de poner coto a
la vejez,
recurrió a un
curandero de Jerez
en busca de razón
para su cuita.
A base de hierbajos y
de absenta,
el “mago” hizo un
brebaje milagroso.
El quídam lo bebió
voluntarioso
y se quedó rondando
los cuarenta.
“Pues yo me veo mayor
—dijo, indolente—,
me tomaré otro poco
de jarabe”.
No bien se lo tomó,
se quedó en veinte.
“Con veinte hice la
mili, y ya se sabe:
la mili no nos va a los "delicados".
Me tomaré dos tragos bien cargados”.
Y se encontró en los
diez, el muy ladrón.
Por ver si rebajaba
otro poquito
y, así se liberaba
de la escuela,
vació lo que quedaba
en el porrón,
de modo que se puso
en un añito.
Volver a ser bebé
tuvo secuela:
Le entró el sarampïón
y la viruela,
¡Y se murió, de
pronto, el maricón!
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