En
este Domingo de Pentecostés, recurro a una historia que ya aparecía en mi
primer libro de Chisnetos. La he
puesto al día y quiero dedicarla a Yasir y a Jesús, dos de los fisioterapeutas de
la clínica a la que acudo en demanda de salud para mi adolorida rodilla. También
va dedicada a mis compañeros y compañeras, pacientes como yo.
PIDIÉNDOLE A LA
VIRGEN DEL
ROCÍO
Después de
soportar calor y frío,
llevados por la fe del buen romero,
coinciden
un gitano y un banquero,
delante
de la Virgen del Rocío.
El "payo" se expresaba convincente:
“Atiende, Madre mía, mi quebranto;
con
un par de millones —que no es tanto—
eludiré
la cárcel, nuevamente”.
El
calé, que rayaba en la indigencia,
pedía,
a su manera, un milagrito:
“Diez
euros, Virgencita, por favor”.
El
otro, cuando vio la competencia,
sacó
de la cartera el billetito,
y
dijo, con un tono avenidor:
“Aquí
tienes, gitano, tu billete;
no
la distraigas más. ¡Cógelo y vete!
No hay comentarios:
Publicar un comentario