Me he valido de un atípico estrambote para evitar que se alargara la historia.
¡Feliz San Lorenzo!
AL QUE PICÓ UNA
SERPIENTE VENENOSA
Dos amigos, buscando la aventura,
viajaron hasta el
África Central;
se hicieron del
preciso material,
y fueron de safari
a la espesura.
Uno de ellos sufrió
la picadura
—en su parte más noble
y personal—
de una terrible
víbora coral,
por lo que, con
razón, sufre y se apura.
“No temas —le
consuela el compañero—;
hallaré la
respuesta en un momento
en el libro que
traigo en el macuto”.
El amigo se estudia el
libro entero
en busca de eficaz medicamento.
Al cabo, ve un aviso
resoluto:
Succionar bien la parte lesionada.
“¿Qué dice?”—le
pregunta el "redoliente".
Y el otro profetiza:
“Nada, nada,
que te vas a morir seguramente”.
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