El
Evangelio del día (Mt. 14, 13-21) habla de la multiplicación de panes y peces,
lo que me da pie para ofrecer esta historieta que tiene una versión precedente
(aunque con otro final milagrero) en el libro Genio e Ingenio del pueblo andaluz, de Fernán Caballero. Recurro a
la edición de A. Gómez Yebra, publicada por Castaglia en 1995.
Un
cura predicaba sobre el milagro del pan y de los peces, y habiéndose
equivocado, dijo que cinco mil peces bastaron para satisfacer a cinco personas.
—¿Y
no se ahitaron? —le
preguntó un chusco.
—
No, y ahí estuvo el milagro— contestó el predicador sin perturbarse.
EL MARIQUITA Y EL MILAGRO DE LOS PECES
Un domingo, en la misa matinal,
el
cura que explicaba la homilía
hablaba
de la gente que seguía
a
Jesús de manera excepcional:
«Os
hablo de un milagro sin igual:
con
solo seis mil peces —les decía—
y
tres mil panecillos, un buen día,
dio
de comer a diez, como si tal».
Un
mariquita de lo más fetén,
que
oía desde un banco aquel sermón,
objetó
con un dejo inconfundible:
«Eso,
padre, lo hago yo también».
El
cura, que ignoró la observación,
prosiguió
con su prédica, impasible.
[II]
Al terminar, llamó
al impertinente
que
se acercó esbozando una risita:
«¿Acaso
haces milagros, mariquita,
o
me tomas el pelo, simplemente?»
El
otro, con su gesto sonriente,
respondió,
con mirada chiribita:
«Ay,
padre, le salió fatal la cita:
dijo
mucha comida y poca gente».
El
cura se dio cuenta del error.
Aquel
mariconcillo de sus culpas
le
hizo comprender que estaba errado.
Así
que se olvidó del malhumor,
le
presentó al muchacho sus disculpas
y
se marchó a su casa resignado.
[III]
Por la tarde, el
buen cura repetía
el
sermón en horario vespertino.
De
peces y de panes con buen tino
hablaba
a su parroquia y le decía:
«Seis panes y
tres peces, aquel día,
bastaron
a Jesús, Santo y Divino,
para
dar de comer en su camino
a
la gran multitud que le seguía».
El
cura satisfecho se ha quedado,
sin
embargo el moñilla reacciona:
«Pues
eso lo hago yo». Y va el sotana:
«¿Cómo
habrías de hacerlo, maricona?»
«¡Ay,
padre —le contesta el cuestionado—,
con
lo que me sobró de esta mañana!»
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