EL GITANO Y SU GENTE EN
UN MESÓN
Ocurrió
que un gitano con su gente
llegaron
a un mesón muy conocido.
Se
hartaron de entremeses, de cocido,
de
“pringá”, de confites y aguardiente.
Al
tiempo de pagar dijo al gerente:
“Mi
gente estaba hambrienta y ha comido;
pero
no tengo un duro”. Confundido,
llama
el dueño a la poli urgentemente.
La
espera se alargó más de una hora.
Cerca
ya de las seis dice el gitano:
“¿La
pasma va a vení, o trae demora?”
“¿A
usted qué más le da?, ¿me va a pagar?”
—pregunta
el del mesón. Dice el fulano:
“Es
que los niños quieren merendar”.
En estos tiempos seguro que los restaurantes tendrán muchos problemas de este tipo.
ResponderEliminarUn abrazo